¿Qué es la audición?
La audición es el sentido que le permite al órgano sensorial (el oído) captar el sonido del ambiente. La audición implica procesos fisiológicos y psicológicos. El fisiológico es el que permite captar el sonido, pasando el sonido por todas las estructuras del oído hasta llegar al cerebro. En el cerebro estos sonidos son interpretados, reconocidos, hay una formación de una imagen mental y le damos un significado. Estos procesos van a generar NUESTRO COMPORTAMIENTO SENSORIO – MOTOR – AFECTIVO. Cuando esta asociación se da, es cuando podemos hablar de experiencias acústicas.
La pérdida auditiva o hipoacusia se entiende como la disminución de la audición parcial o total, para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. La hipoacusia se clasifica según el grado de severidad (leve a moderada) el tipo de hipoacusia (lugar de la lesión), la causa que la produjo (hereditaria o adquirida) y el momento de aparición.
Según el contexto de la pérdida auditiva, esta puede afectar la capacidad de un niño para desarrollar su comunicación, lenguaje y destrezas sociales.
De acuerdo con el grado de la deficiencia auditiva, mayor o menor será la intensidad con que se manifestarán los síntomas que pueden estar asociados a problemas de conducta o de otro tipo afectando la esfera emocional del niño y el adulto.
Señales de alerta:
Hay respuestas esperadas según la etapa de desarrollo en el que se encuentre el niño, son “momentos claves”. La falta de respuesta en alguna de las áreas del lenguaje, audición, aprendizaje y en su comportamiento social-afectivo nos debe hacer sospechar de una pérdida auditiva.
1. Factores de riesgo
Antecedentes hereditarios: Historia familiar de hipoacusia neurosensorial congénita o instaurada en la primera infancia.
Antecedentes personales: (Desde el momento de la concepción hasta el parto, en el momento del parto y después del nacimiento)
2. Lenguaje
Comprensión: Antes de que comience a hablar tiene la capacidad para comprender, la compresión, se da ante que la expresión.
Retardo en la adquisición del lenguaje
Se comunican por gestos o señas
Trastornos específicos del habla, poco vocabulario, fallas en la construcción de oraciones
Fallas en la discriminación del lenguaje.
3. Audición
Desde el nacimiento y los primeros meses no hay sobresalto, reconocimiento a las voces y cese del llanto.
No responde ante los sonidos (Búsqueda de fuente sonora)
No responde a su nombre y/o hay que hablarle gritado
Hay que repetirle varias veces Usa el volumen de música y del TV alto
4. Aprendizaje- escuela
Fallas en el proceso de iniciación de lecto-escritura
Fallas en el dictado
El trabajo escrito es más consistente que el oral
No termina sus trabajos
Requiere contacto visual continuo
Tiene bajo rendimiento académico
No acata órdenes
Tiene fallas de atención y concentración
5. Aspecto socioemocional
Tiene dificultad para relacionarse con los demás niños
No acata órdenes
Son fácilmente irritables, explosivos y muy inquietos
¿Qué hacer si se observa algunos de estas señales de alerta?
Desde muy temprano podemos explorarlo. La primera exploradora es la madre, además de estimuladora ella al establecer el vínculo de comunicación con su bebé evalúa el comportamiento sensorio – motor – afectivo y evalúa los momentos claves, es decir las respuestas esperadas según la etapa de desarrollo en el que se encuentre el niño.
Por otro lado, le hacemos saber al pediatra estos síntomas de alarma, los cuales serán confirmados al determinar si existen factores de riesgo para derivar a los especialistas en el área para una evaluación auditiva completa, según las necesidades del caso.
Es importante nunca precipitarse con las conclusiones. Cada niño tiene su propio ritmo, pero es bueno siempre mantenerse alerta ante cualquier posible problema.
“Nunca es demasiado temprano para evaluar, cuando existe la sospecha de un déficit auditivo»